Uruapan, Michoacán. — La violencia política en México alcanzó un punto crítico durante las celebraciones del Día de Muertos. El pasado 1 de noviembre, el presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, fue asesinado, un hecho que ha conmocionado a la opinión pública y generado una ola de indignación en redes sociales, especialmente en TikTok.
Tras el fallecimiento del alcalde, las plataformas digitales se convirtieron en el principal reflejo del descontento social. Frases como “México se cae a pedazos”, “Despierta México” y la consigna “Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno” inundaron comentarios y videos, expresando una frustración colectiva ante la incapacidad del Estado para proteger a la ciudadanía y a sus autoridades.
El crimen, ocurrido en una fecha simbólica para el país, volvió a poner en evidencia la falta de eficacia gubernamental en su deber de garantizar la seguridad y el bienestar de la población, así como de sus representantes políticos.
“Una vez más se demuestra que el gobierno ha dado la espalda a quienes más lo necesitan”, señalan usuarios en redes, destacando la crisis de seguridad que atraviesa la nación y la vulnerabilidad incluso de quienes ocupan cargos públicos.
El asesinato del alcalde de Uruapan no solo representa una tragedia local, sino también un símbolo de la violencia que desafía la estabilidad institucional y que el país ya no puede ignorar.
