Han pasado 16 años desde la desaparición de Esmeralda Castillo Rincón, y su padre, José Luis Castillo, sigue en su lucha por encontrarla.
Esmeralda fue vista por última vez el 19 de mayo de 2009, al bajar de un camión de transporte público en el cruce de las calles Rafael Velarde y Vicente Guerrero, en la zona Centro de Ciudad Juárez.
Desde entonces, el señor Castillo se ha enfrentado a un sistema de justicia que, según sus palabras, le ha dado la espalda en varias ocasiones. Su persistencia es un eco de las plegarias por hallar a su hija en una ciudad que parece olvidarla.
En su búsqueda de respuestas, José Luis organizó un nuevo rastreo los pasados 6 y 7 de junio en el arroyo del Navajo. Este lugar, conocido por ser un vertedero de restos óseos debido a su lejanía con la ciudad, no es ajeno a la historia de Esmeralda.
En 2014, se encontró un fémur en esta misma zona, el cual, según estudios genéticos, fue presuntamente identificado como perteneciente a Esmeralda. Esto hace que la esperanza y la desesperación se crucen en cada búsqueda o cateo.
El padre de Esmeralda no estuvo solo en esta búsqueda. Lo acompañaron otros padres y madres buscadores, quienes comparten el dolor de la incertidumbre. Juntos recorrieron el arroyo del Navajo con palas y varillas, con la intención de encontrar algún indicio que los acerque a la verdad sobre Esmeralda.
Su presencia en el lugar es un recordatorio de la deficiencia de las autoridades en casos como el de Esmeralda Castillo Rincón, quien, a pesar del tiempo transcurrido, sigue oficialmente en calidad de desaparecida.
Redacción: Valeria Martínez Reportera Junior.
